jueves, 21 de abril de 2011

Preceptos desatendidos

Totalmente hacia la izquierda. Centrado. Derecha, derecha. Totalmente hacia la izquierda de nuevo. No, centrado, ligeramente hacia la izquierda, un poco más, más, más, ¡DERECHA!

Sólo entonces, cuando has olvidado las coordenadas para regular el agua caliente de la ducha, te das cuenta de cuánto tiempo llevas fuera de casa.

lunes, 11 de abril de 2011

Pastoral

Colgado el cielo azul y límpido. El prado verde y fresco como el edén. Montañas al fondo. En el centro el hogar. La casa. Rural. De siempre. Con la textura de las fotos antiguas. Su Granulado. Más larga que ancha. Rojo el tejado. Blancas las paredes. Rugosa. Pero arroyo tartas humeantes mermelada pájaros hierba pavo asado panal de abeja manta vela perro flor cobijo elefante a b c d e.

Por la lente espía el paciente en la consulta del oftalmólogo.

lunes, 4 de abril de 2011

Mecánica estacional

Me dijeron: 'La primavera' y no les creí.
Esa misma mañana desperté en casa del conde.

viernes, 1 de abril de 2011

Mil cretins - Quim Monzó


     A algunas personas les gusta viajar en autobús. Dicen que así tienen tiempo para pensar. Yo por mi parte prefiero pensar desde la comodidad de mi cama pero allá cada cual. Aún así (en esa incomodidad desproporcionada) a veces se le presenta a uno la oportunidad de conocerse mejor (o introspectar, que dirían algunos modernos aburridos).
     Se suele decir que la realidad supera a la ficción, pero mucho me temo que lo que en ocasiones llamamos ficción no es otra cosa que la vida misma. Es el caso de los relatos de "Mil Cretins" que te caen encima como un cubo de agua y sorprenden por su credibilidad aberrante.  Admitámoslo: esas historias nos ocurren a todos nosotros y no como relatos breves extravagantes, sino como el pan (duro) de cada día. Somos testigos y a veces protagonistas de la miseria humana  a muchos niveles: la represión, el egoísmo, la estupidez, la testarudez, los prejuicios, las convenciones sociales, la soledad, la teatralidad familiar, las ironías de la vida, la vejez, la muerte... 
     Lo peculiar del asunto es darse cuenta de que todos contribuímos día a día con nuestro granito a de arena a esa miseria ajena con nuestra carga cretinicia (que en algunos casos es muy importante). Por eso, está en la mano de cretinos doctos como Quim Monzó servirnos la realidad en bandeja para la búsqueda del equilibrio. Y es que esta clase de relatos son esencialmente libros de autoayuda, pero planteados desde la óptica de los que batallan contra optimismo barato que nos acecha. No obstante ¡no nos asustemos! El libro no predica el apocalípsis de la sociedad y ni siquiera es pesimista si uno se esfuerza un poco. Es una visión satírica y resignada (aunque dura) de lo que nos rodea; como una de esas películas catastrofistas de Woody Allen con el jazz más ingenuo por Banda sonora.   
 
 'Tonto el que no lea'.