viernes, 28 de octubre de 2011

Un país para habérselo comido

'Marcharme yo no quisiera', o así terminan algunas 'rondaderas', pero hay que reconocer que más pronto que tarde lo haremos. Tan tajante como suena.

Esta noche, en una tentativa de previsión exagerada, me he perdido en una compungida proyección astral de 37 minutos y 40 segundos. Y es que aunque nos creeremos liberados de algún mal poderoso y opresor, de lo único que nos habremos librado es de ese característico olor a puchero que nos daba los buenos días al abrir las ventanas. Así, los recuerdos asaltarán nuestra tal vez maltratada conciencia como campanas tocando a bodas y sólo entonces, cuando un día cualquiera la jota os encuentre doblando una esquina, la escucharéis por primera vez.





No hay comentarios:

Publicar un comentario